El miércoles, como era de esperar, no había entrado siquiera a clase que ya empezaron a reclamar los exámenes... los fui dando uno por uno, hasta llegar a la niña citada en cuestión (normalmente cabe citar que sólo miran la nota y los errores pasan de ellos, les da igual sabe en qué han fallado) que había sacado un 9,75. Al ver la nota fue rápido a ver dónde estaba el error, se fue a su sitio, seguí dando exámenes y cuando terminé uno de los niños me dijo, de forma tranquila: -profe, creo que te has equivocado al corregir, este apartado lo tenía bien y me lo has puesto como mal y mira, en el libro pone lo que yo había contestado... Entonces, me dí cuenta y asumí que me había equivocado, le subí el cuarto de punto que le correspondía y entonces como una fiera se acercó la niña y me soltó en toda mi cara... ¡¡¡¡tomaaaaaa, llevaba razón!!!! esa exclamación la soltó con mala leche, como diciendo, "joróbate que te has equivocado y yo llevaba razón". En ese momento no sabía dónde meterme y, del estado nervioso que me puso le dije que cuando ella no se equivocara nunca, me lo podría reprochar y se fue a su sitio con aires de grandeza.
Lo comenté con algunos compañeros del cole y me dijeron que ya habían tenido problemas con ella debido a su soberbia y prepotencia pero lo fuerte, llegó el viernes cuando, en la sesión de Matemáticas, la mandé salir a la pizarra y como tardó casi 20 minutos en hacer una división de dos cifras, la mandé a su sitio, tuve que aguantar su mirada desafiante y la mesa sufrió cómo tiró el libro con una mala leche que jamás he visto en un/a alumno/a.
En el recreo, se me ocurrió decirle que no me gustaba cómo se estaba comportando ultimmamente a lo que contestó: ya lo sé, pero me da igual...
¿Citar a la madre?, imposible, nunca acude a las reuniones, ya sean individuales o de grupo. Creo que, en dos años, la he visto una vez y vino porque hacía tres meses que la había citado y es que, como trabaja mucho, no puede venir a entrevistarse con el tutor o la tutora de turno. Conclusión que saco: me he comido el marrón y el mal trago y yo solita me lo digiero.
Desde aquí lanzo lapregunta o el tema de debate de si un profesor o profesora, tiene derecho a equivocarse alguna vez y, en caso de hacerlo, ¿qué castigo debe pagar?