Lo más parecido a un abrazo que tengo cerca es mi mantita azul, suave, fina y calentita, ¿qué mas puedo pedir? Una de las cosas por las que me gusta el frío es por esto, porque puedo arroparme y puedo imaginar esos abrazos nunca recibidos, esos abrazos que espero y espero y no llegan porque se perdieron por el camino o porque es tal la distancia que tardarán en llegar...
Salgo a la calle, hay una fuerte brisa, no es tan heladora como el año pasado, aun así sonrío porque detrás de ese escalofrío, vendrá ese sentimiento que mi subconsciente ha denominado "abrazo invisible" y me calmará el frío devolviéndome parte de calor perdido para seguir adelante como hasta ahora.
Hubo alguien que se atrevió a decirme que era unión perfecta entre el hielo y el calor... ¿será verdad? Yo misma me di cuenta de que llevaba razón. pero jamás se me habría pasado por la imaginación describirme de esa forma.
Y ahora, en este preciso momento, en cuanto baje la tapa del ordenador, me arroparé estremeciéndome abrazada a mi edredón con una sonrisa dulce pensando en que, dichos abrazos que anhelo, seguro que se harán realidad pronto... :)